“Sólo en medio de la actividad desearás vivir 100 años”. - Máxima Japonesa.
Mi querido viejo: tú conoces o has visto seguramente a muchos taxistas y tristemente has constatado que casi todos están de mal humor, enojados con el tránsito, agredidos o agrediendo a peatones y automóviles; ¿qué pensarías de un taxista que siempre está de buen humor, conversa con los clientes, les cuenta anécdotas, es feliz?.
Y seguramente habrás visto a muchos empleados de oficina, la mayor parte de los cuales están como por fuerza, sin ganas de trabajar, haciendo lo menos posible y esperando la hora de la salida; ¿qué pensarías de un empleado que estuviera siempre sonriente, que fuera activo y diligente, que cumpliera todas sus tareas con eficiencia y prontitud?.
Y también has de conocer a algunos viejos, que sienten que cargan sus años como cargar costales, y que después de la jubilación se apoltronan en un sillón a ver pasar la vida, y dicen “no tengo nada qué hacer”; ¿qué pensarías de alguien que a todas horas del día encuentra la manera de escribir historia, prosa y poesía, melodías e himnos, y que disfruta su actividad artística?, se trata de José Luis Jiménez Ríos, al que conocí por mis escritos en los diarios. Este viejo querido que sabe para qué está la vida, él nunca podrá decir “no tengo nada qué hacer”, porque su día está lleno de actividades, y es el taxista más alegre y mejor amigo de sus compañeros del volante, y nadie sabe de dónde saca tiempo para escribir, y lo hace muy bien, sus publicaciones son cada vez más leídas.
Querido viejo: estarás de acuerdo conmigo que a nuestras edades cada día cuenta como el más importante, un día que tenemos que llenar de optimismo, actividad y algo que nos permita estar satisfechos al llegar la noche; esto es lo que IMENA quiere hacer con todos y cada uno de los queridos viejos; venturosamente, cada vez tengo noticias de más y más viejos y viejecitas que son hoy más activos que cuando tenían menos años, porque al liberarse de muchas de las tareas de la vida adulta: criar niños, educarlos, ganar el sueldo, etc., pueden dedicarse a lo que siempre han querido, y encuentran un gozo muy especial que no se tiene a otras edades.
Y cuando veas que algún compañero o familiar dice “no tengo nada qué hacer”, invítalo a vivir; ¿a vivir?, sí, porque si en realidad no tiene nada que hacer, no está viviendo, está vegetando, y hasta donde sé, nosotros no somos vegetales.
Felicitaciones a don José Luis Jiménez Ríos, y si alguna vez abordas un taxi posiblemente lo reconocerás, es un hombre sonriente y feliz.
Rafael Álvarez Cordero.
Médico y escritor
www.bienydebuenas.com.mx
raalvare2009@hotmail.com
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