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Por Belinda Sánchez Díaz.
Para mí una gran alegría el poder estar aquí, agradecida en primer lugar con Dios por la salud y la vida, muy agradecida también con IMENA, por la oportunidad de poder brindar estas palabras en representación de mi preciosa sede, MARILLAC. Deseo expresarles nuestra gratitud por su presencia, pues cada uno de ustedes fue de alguna forma nuestra inspiración o motivación.
Hoy, cosechamos el fruto de muchas horas de clases, estudio y prácticas, grandes esfuerzos, para algunos más seguramente… pues, compaginar todo este proyecto con las actividades y responsabilidades de la vida diaria no es fácil, para otros, el regresar a estudiar después de tantos años de haber pasado por un aula; pero, nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de ustedes, porque cuando las fuerzas nos abandonaban, con el sólo mirarlos recordábamos que la recompensa que se obtendría sería muy gratificante. Así pues, les reitero en nombre de todos mis compañeros y el mío, infinitas gracias por su apoyo.
Para algunos de mis compañeros, cursar este Diplomado fue parte de su formación académica y un complemento para su actividad profesional; para otros, la ayuda invaluable cuando se tiene ya la necesidad de atender a un Adulto Mayor y no se cuenta con los conocimientos o los recursos para poder dar un adecuado trato y resolver de forma profesional las diferentes situaciones que se presentan. Pero para otros el prepararnos para orientar a los Adultos Mayores de la familia. En mi caso, descubrí que la persona más beneficiada fui yo.
Verdaderamente, puedo decir… con mucha satisfacción, que la persona que ven parada hoy frente a ustedes, no es la misma que hace unos meses, cuando llegué por primera vez a IMENA. Todo lo aprendido, sirvió mucho para comprender que la vejez es una etapa más de la vida, que no es mala, ni fea, ni triste, que por el contrario, es una bendición poder llegar a ella, pero que la diferencia estriba en cómo la vivamos cada uno de nosotros.
Desde el momento en que nacemos, comenzamos a envejecer y depende de nosotros el cómo tratar nuestro cuerpo, tanto en el aspecto físico como en lo emocional, no es un tema del que debamos ocuparnos cuando ya somos viejos, no… es desde ahora, sea cual sea nuestra edad, de ello, dependerá cómo llegaremos a esa última etapa. No es nada más alimentar sanamente nuestro cuerpo físico y hacer ejercicio, también hay que poner atención en nuestras emociones, ya que todas las áreas de nuestra vida deben estar en equilibrio, es una atención integral, para poder decir que la persona está en armonía y de esta forma poder tener un Envejecimiento Exitoso. Dice un maravilloso texto escrito por Marco Tulio Cicerón, la culpa de que la vejez sea ingrata no está en ella misma sino en las costumbres. Estoy segura, que el tiempo que pasamos en estas aulas, nos permitió obtener las herramientas necesarias para poder enfrentarnos a una realidad que muy pocos tienen el valor de ver, que dentro de pocos años seremos un país con un alto porcentaje de personas viejas, lo que traerá como consecuencia muchos problemas de orden económico y social. Afortunadamente algunos hemos podido hacer conciencia de esto y estamos preparados para prevenir y poder tener un envejecimiento con un proceso más digno. Y así, como todo en la vida es precisamente un proceso, también hoy concluye esta etapa, en la que aprendí muchas cosas tanto de mis profesores como de mis compañeros, gente valiosa e interesante con la que compartí experiencias únicas. Infinitas gracias a todos los profesores de IMENA. Quiero decirles que los llevo en mi corazón y que nunca los olvidaré. Gracias por todas las experiencias vividas. Y por último, quiero compartir esta frase de Abraham Joshua Heschel. Filósofo Polaco.
"La prueba de un pueblo es su comportamiento hacia el
viejo. Es fácil amar a los niños. Pero el cariño y el cuidado
hacia los ancianos, los incurables, los desamparados son
las minas de oro verdaderos de una cultura.”